El nutrido legado de uno de los mejores tríos musicales españoles surgido a mediados de los cincuenta



Carlos Arévalo

Los 3 de Castilla fueron un magnífico trío musical formado por la portentosa voz de Mayra García-Barbero y las exquisitas guitarras y los afinados coros de Manuel Palomo y Julián Jimeno. Durante dos décadas grabaron cuatro LP's o discos de larga duración y otros cuarenta entre EP's y singles -además de los recopilatorios posteriores-, recorriendo el mundo con un extenso repertorio formado principalmente por canciones españolas e hispanoamericanas. Abarcaron ritmos como el bolero, el mambo, la bossa nova, la zambra o la habanera y supieron adaptarse también a la música ye-yé. Aquellas composiciones las firmaban acreditados autores tan distintos como Manuel Alejandro, Chabuca Granda, José Alfredo Jiménez, Atahualpa Yupanqui, Luis Araque o Alberto Cortez entre tantos otros. 


Mayra, la cantante del grupo, cuya voz fue considerada una de las mejores del panorama melódico nacional -llamada en realidad Nicéfora-, procedía de Salamanca; Manolo, con quien se casaría en 1959, es de Ceuta y Julián había nacido en Sevilla. Su encuentro tuvo lugar aproximadamente de la siguiente manera: En 1956, Manolo formaba parte del famoso Trío Siboney. En la extinta boîte Erika (C/ Silva, 18) detrás de la Gran Vía madrileña, descubrió a Mayra que cantaba allí ocasionalmente. Enseguida le propuso a sus compañeros la idea de que entrara en su conjunto pero ellos no querían una voz femenina. Así que tomó la mejor decisión profesional de su vida, formar otro trío con ella y con un músico más, éste sería Julián que había coincidido con Mayra en un grupo amateur llamado Los Trovadores del Sur.


     

Así nacieron Los 3 de Castilla, uno de los primeros tríos mixtos de hubo en España, que con unos adecuados arreglos y una voz femenina poderosa y elegante, además de una acertada selección de hermosas y románticas canciones, empezaron a actuar en las salas de fiesta de moda como Micheleta, Pasapoga, Morocco o Florida Park además de cantar en la radio en programas tan escuchados como Cabalgata Fin de Semana que presentaba Bobby Deglané o Ruede la bola con Ángel de Echenique donde se consagraron como artistas muy populares. 

Poco después acudirían a Televisión Española que vivía sus precarios inicios en las primitivas instalaciones del paseo de La Habana, para alcanzar el espaldarazo definitivo participando primero en los espacios denominados Minutos Musicales y, años más tarde, en otros programas consolidados como Gran Parada o Galas del Sábado. En TVE actuaron con tanta asiduidad que eran considerados de la casa.



Comenzaron grabando en 1958 en el sello Telefunken donde lanzaron un puñado de canciones con las que no consiguieron despegar para fichar después por la prestigiosa discográfica Philips, que los elevó a la categoría que merecían. Obtuvieron sus primeros triunfos musicales con La luna me engañó o El refrán del pañolito que se mantendrían como unos de los grandes éxitos de su carrera, seguidos por La flor de la canela, que grabaron antes de que lo hiciera María Dolores Pradera con cuya interpretación alcanzaría una enorme difusión. En el año 1960, Los 3 de Castilla fueron los ganadores absolutos de la primera edición del Festival Costa Verde de Gijón obteniendo el primer puesto con la canción Ojos sin luz y el tercer lugar con Abaníqueme usted además de los premios a la Popularidad, a la Simpatía y al Grupo más vendedor, respectivamente. Aparte de actuar sobre los escenarios españoles, viajaron a numerosos países europeos -algunos de la mano del Ministerio de Información y Turismo cantando para nuestros emigrantes- como Portugal, Suiza, Francia, Austria, Alemania, Suecia, Finlandia o algunos de Hispanoamérica y norte de África.


Los 3 de Castilla rivalizaron artísticamente con otros conjuntos de aquellas décadas como Los 3 Sudamericanos, Los Mismos, Los Javaloyas, el Trío Guadalajara, el ya citado Siboney o en el plano internacional, Los Cinco LatinosAl igual que hacían sus compañeros también grabaron a su estilo, sus propias versiones de temas de moda como Pulpa de tamarindo, Guantanamera, Voy a pintar las paredes con tu nombre, Qué será, La chevecha, Vuelo 502, etcétera y además lanzaron en castellano sus covers de éxitos foráneos como Cándida, Chirpy chirpy cheep cheep, La lluvia, Dum, dum o incluso Mundo fiero, su curiosa adaptación de Wild world de Cat Stevens. Un ejemplo de la fama que lograron se reflejaba en que las orquestas españolas siempre llevaban en su repertorio alguna de las canciones que interpretaban Los 3 de Castilla.


El exitoso trío continuó cosechando aplausos y grabando hasta mediados de los años setenta. A finales de aquella década, con un panorama plagado de nuevas propuestas y estilos musicales muy diferentes que irrumpían sin pedir permiso, decidieron retirarse muy dignamente tras disfrutar de dos décadas de intensa trayectoria. Mayra no volvió a pisar los escenarios, Manolo entró como director artístico de Polygram y Julián se dedicó a su otra pasión, la pintura. En 1987 falleció prematuramente y ella nos dejó en 2019. Manolo es, por tanto, el único superviviente del popular trío que ha llegado hasta nuestros días.


Hoy, lamentablemente, el recuerdo de aquella música melódica ha caido -en términos generales- en un más que injusto olvido aunque probablemente existe un numeroso público que conserva nítidos e indelebles recuerdos de Los 3 de Castilla y de otros grandes artistas de su generación. Además, nos queda el consuelo de que otros que aún no habíamos nacido, nos interesemos por descubrir y escuchar su impecable legado, repleto de canciones llenas de ritmo, dulzura y sensibilidad que acompañaron e incluso enamoraron a muchos de los que nos antecedieron.


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