Carlos Arévalo

Ha habido muchos, muchísimos artistas españoles que con el pasar de los años, los cambios de modas, de ritmos y de estilos, han perdido la popularidad lograda e incluso han desaparecido de la memoria colectiva sin dejar rastro alguno. Es el caso de El Gran Kiki, un cantante y recitador humorístico que alcanzó bastante notoriedad a mediados de la década de los cuarenta del pasado siglo, principalmente en Madrid, gracias a entrañables interpretaciones de corte costumbrista como El Rastro, La Rodríguez, Tabernero o El limpia de Cascorro.


De este artista cuyo legado cayó en el más absoluto olvido, poco se sabe. Hemos podido averiguar que, tras El Gran Kiki se ocultaba Enrique Graña Roldán, -probablemente lo de Kiki era un diminutivo de Enrique-, que ya en los años treinta antes de la guerra, comenzó a interesarse por el mundo de la música, registrando además algunas canciones. Durante la contienda fue carabinero en el bando republicano y, hacia mediados de los años cuarenta, grabó algunos discos de pizarra que gozaron de enorme popularidad por su carácter cómico.

De las canciones interpretadas por El Gran Kiki, probablemente la más pintoresca fue El Rastro, un recorrido castizo y evocador por el célebre mercado dominical madrileño y sus aledaños cuya música compuso el maestro Muñoa y la letra José García Andivia, promotor artístico y representante de grandes figuras como Antonio Machín, Manolo Escobar, El Príncipe Gitano o Juanito Valderrama además, claro está, del Gran Kiki.


Del repertorio de El Gran Kiki, también tuvo cierto arraigo en el pueblo, el pasodoble La Rodríguez, compuesto por el maestro Morcillo y Jacobo Morcillo -que aunque compartían apellido no les unía ningún parentesco-, autores también de La vaca lechera, todo un clásico en la posguerra española que ha llegado hasta nuestros días. En la década de los ochenta, en su afán por recuperar viejas canciones populares, la Topolino Radio Orquesta versionaría algunas de estas piezas proporcionándoles una segunda juventud.

Dado el carácter internacional de los espectáculos españoles que se promocionaban entonces, algunos de nuestros artistas llegaron a América y quizá por ello, en 1957, El Gran Kiki participó en Buenos Aires como actor en la película Venga a bailar el rock dirigida por Carlos Stevani y con el cantante español Pedrito Rico entre sus protagonistas, un largometraje que se considera una de las producciones pioneras en divulgar el rock and roll en Argentina.


A su regreso a España, Enrique Graña, El Gran Kiki continuó participando en espectáculos arrevistados de figuras de la copla y el folclore español realizando sus simpáticas parodias hasta que, en los años setenta, el atractivo de aquellos artistas fue decayendo y su pista se desvaneció definitivamente, sin que nada ni nadie apenas recuerde su arte ni por supuesto su paradero final.

 

A modo de homenaje a este cantante y humorista, bajo estas líneas se puede escuchar y leer la letra del citado tema El Rastro que, entonces, hablamos de mediados de los años cuarenta, muchos lo aprendieron de memoria, repitiéndolo en tabernas, patios y calles de aquel viejo y auténtico Madrid que con tanto cariño y simpatía reflejó El Gran Kiki en varias de sus grabaciones.






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