Fue ganador del I Festival de Benidorm y triunfó con boleros como Camino verde
Carlos Arévalo
Muy pocos sabrán que tras el nombre artístico de Juanito Segarra se escondía el catalán Juan Jorquera Lloria. Este inolvidable cantante melódico nació en Barcelona en 1927 y tras ejercer el oficio de pintor, fue hacia finales de la década de los cuarenta cuando comenzó a dar sus primeros pasos en el mundo de la música. Concretamente fue en la Navidad de 1949 al suplir al cantante de una orquesta que se puso enfermo cuando se dio cuenta de que podía vivir de la música. Una vez licenciado del Servicio Militar, entraría como vocalista en la prestigiosa orquesta de Luis Rovira interpretando temas tropicales como boleros, habaneras o mambos, tan aplaudidos en la época.
El espaldarazo definitivo se lo proporcionó el programa de radio Fantasía que presentaba Jorge Arandes y Federico Gallo en Radio Nacional de España. Eran los tiempos de las actuaciones en directo en los programas musicales y las secciones de discos dedicados, formatos que encumbraron a unos cuantos artistas como Segarra puesto que, al no existir aún la televisión, todo el país estaba pendiente de la radio.
A partir de entonces, entrados los años cincuenta, montó su propia orquesta, grabó su primer disco y salió de gira por España primero y por Europa y América después con un éxito verdaderamente arrollador.
En nuestro país alcanzó altas cotas de popularidad gracias a sus interpretaciones de canciones como Camino verde, bolero de Carmelo Larrea que fue indudablemente su pieza más emblemática -aunque la estrenó el madrileño Angelillo en la película Suspiros de Triana (Ramón Torrado, 1955)-, además de otros temas que nunca faltaron en su repertorio como Puente de piedra, Lágrimas de novia o Eso es el amor, que anteriormente había triunfado en la voz de Pepe Iglesias «El Zorro», famoso locutor con quien también colaboró Segarra en la radio. Hombre grueso y corpulento dotado de una gran voz, lucía el bigotito de moda en 1959 cuando fue junto a la cantante chilena Monna Bell, el ganador del primer Festival de Benidorm con Un telegrama que ambos defendieron en dicho certamen.
Aunque no llegó a abandonar nunca los escenarios, en la década de los sesenta Juanito Segarra padeció al igual que otros compañeros de profesión, un tiempo condenado prácticamente al olvido debido a la llegada de la música italiana y del rock and roll. En los años setenta tuvo ocasión de actuar con más frecuencia aprovechando el llamado movimiento camp, momento de resurrección de antiguas glorias de su estilo como Jorge Sepúlveda, Lorenzo González, Bonet de San Pedro o su idolatrado Antonio Machín, a quien, por cierto, rindió un homenaje póstumo grabando una canción con su nombre.
Caben destacar dos curiosidades sobre el cantante barcelonés, la primera, que el actual himno de la Unión Deportiva Las Palmas fue interpretado por Segarra en un Festival de la Canción Deportiva celebrado en Barcelona, logrando un digno tercer puesto, y dos, que hubo otro personaje público llamado Juanito Segarra de su misma generación; se trataba de un célebre futbolista, que en los años cincuenta fue todo un ídolo del balompié y capitán del Barça, al que apodaron «El Gran Capitán».
El cantante Juanito Segarra estuvo casado con Consuelo Arrebola con quien tuvo un hijo llamado Juan José. Falleció en su domicilio madrileño en marzo de 1987 por un infarto de miocardio. Más de tres décadas después de su desaparición, el recuerdo de su figura duerme desgraciadamente en un injusto y exagerado ostracismo junto al de otros artistas de su tiempo.
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